Con éste, nuestro proyecto, hemos conseguido que las mujeres con discapacidad intelectual dispongan de más recursos para identificar y responder a situaciones de violencia de género.
Además hemos logrado que familias, organizaciones de atención a la discapacidad y opinión pública sepan que las mujeres con discapacidad intelectual también sufren este tipo de abuso y que deben existir garantías de que los recursos comunitarios responden bien a sus necesidades específicas.
La incertidumbre inicial, del proyecto, fruto del contexto, un contexto no formal, singular, poco definido y escasamente estructurado, ha ido dando paso a la idea de que el espacio profesional de la psicopedagogía no puede circunscribirse sólo a la educación escolar y que tiene su propio peso específico dentro del ámbito no formal.
El carácter sistémico del proyecto, fundamental en su planteamiento, responde a todos los elementos que se conjugan, a la interrelación de todos los contextos. Considero que los aspectos teóricos y conceptuales en los que se fundamenta la orientación remarcan el carácter social de las personas y esto va a determinar la práctica asesora no formal.
He podido comprobar que ambos comparten marcos metodológicos y teóricos, pero junto a este conocimiento académico es necesario que de forma específica emerjan, en el ámbito que nos ocupa, otros tipos de conocimiento, como es el “conocimiento del sentido común, conocimiento local y conocimiento de naturaleza aplicada”, donde el profesional de la psicopedagogía debe desempeñar un rol de auténtico estratega.
Hay mucho camino por recorrer, es necesario potenciar recursos, crear alternativas novedosas para la resolución de problemas y satisfacción de necesidades, es necesario favorecer la interacción entre grupos y agentes sociales, entre personas que comparten condiciones y necesidades. Es necesario articular proyectos educativos de futuro capaces de contribuir a la igualdad y cohesión social, un gran potencial, sin duda, para nuestra profesión.
La orientación en el ámbito de personas con discapacidad intelectual supone para nosotros, los psicopedagogos, una gran oportunidad de crecer profesional y personalmente.
Desde el constructivismo sabemos que todos aprendemos de todos…. y ellas ¡tienen tanto que enseñar!.
Además hemos logrado que familias, organizaciones de atención a la discapacidad y opinión pública sepan que las mujeres con discapacidad intelectual también sufren este tipo de abuso y que deben existir garantías de que los recursos comunitarios responden bien a sus necesidades específicas.
La incertidumbre inicial, del proyecto, fruto del contexto, un contexto no formal, singular, poco definido y escasamente estructurado, ha ido dando paso a la idea de que el espacio profesional de la psicopedagogía no puede circunscribirse sólo a la educación escolar y que tiene su propio peso específico dentro del ámbito no formal.
El carácter sistémico del proyecto, fundamental en su planteamiento, responde a todos los elementos que se conjugan, a la interrelación de todos los contextos. Considero que los aspectos teóricos y conceptuales en los que se fundamenta la orientación remarcan el carácter social de las personas y esto va a determinar la práctica asesora no formal.
He podido comprobar que ambos comparten marcos metodológicos y teóricos, pero junto a este conocimiento académico es necesario que de forma específica emerjan, en el ámbito que nos ocupa, otros tipos de conocimiento, como es el “conocimiento del sentido común, conocimiento local y conocimiento de naturaleza aplicada”, donde el profesional de la psicopedagogía debe desempeñar un rol de auténtico estratega.
Hay mucho camino por recorrer, es necesario potenciar recursos, crear alternativas novedosas para la resolución de problemas y satisfacción de necesidades, es necesario favorecer la interacción entre grupos y agentes sociales, entre personas que comparten condiciones y necesidades. Es necesario articular proyectos educativos de futuro capaces de contribuir a la igualdad y cohesión social, un gran potencial, sin duda, para nuestra profesión.
La orientación en el ámbito de personas con discapacidad intelectual supone para nosotros, los psicopedagogos, una gran oportunidad de crecer profesional y personalmente.
Desde el constructivismo sabemos que todos aprendemos de todos…. y ellas ¡tienen tanto que enseñar!.